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Un año después de que la DANA devastara la provincia de Valencia en octubre de 2024, el Banco de Alimentos continúa siendo un actor clave en la recuperación de las familias afectadas. A lo largo de estos meses, la entidad ha trabajado incansablemente para asistir a las personas que perdieron todo, distribuyendo alimentos y recursos esenciales a quienes más lo necesitaban. Empresas como Hersill, comprometidas con la solidaridad, se unieron al esfuerzo mediante una significativa donación económica, que ha permitido reforzar la labor del Banco y asegurar que la ayuda haya llegado de manera efectiva a las zonas más golpeadas.

Jaime Sierra, presidente del Banco de Alimentos, recordó con claridad la magnitud de la catástrofe: “Jamás he visto en ninguna parte del mundo una catástrofe tan importante que afectara tan profundamente a las familias”. Desde el primer momento, el Banco de Alimentos se puso en marcha para ayudar a las familias afectadas. La colaboración con Protección Civil, bomberos y la UME permitió que el Banco coordinara la distribución de alimentos y recursos esenciales en las zonas más golpeadas.

La colaboración de empresas locales y nacionales fue y sigue siendo clave en este proceso. Las donaciones de productos, electrodomésticos y material de construcción han permitido que las familias afectadas pudieran recuperar en parte lo perdido. Sierra destaca: “Las empresas, junto con los voluntarios, han sido la base fundamental de la respuesta. Nos apoyaron con lo que tenían a su disposición y nos ayudan a llegar más lejos”.

Desde el momento de la llegada de la Dana, el Banco de Alimentos comenzó a distribuir alimentos, inicialmente bocadillos y luego cocinas móviles con la ayuda de chefs como José Andrés y otras cocinas militares de Zaragoza. A medida que la situación avanzaba, se organizó un sistema de reparto para asegurar que nadie quedara sin comida, incluso en las zonas más aisladas, donde los kayaks y las furgonetas de emergencia llegaron para entregar alimentos. “Empezamos con 1,000 bocadillos el primer día, luego 4,000, y progresivamente fuimos ampliando nuestra capacidad”, relató Sierra. Todo esto se hizo con la colaboración de la Generalitat Valenciana, con la que se coordinó todos los esfuerzos.

Además de los alimentos, el Banco de Alimentos implementó la iniciativa de las tarjetas solidarias, que han permitido a las familias afectadas comprar productos esenciales en comercios locales. Esta medida no solo ha ayudado a las familias afectadas, sino que también ha impulsado la economía local, permitiendo a las familias adquirir productos frescos y básicos en tiendas cercanas. Sin embargo, no todos los municipios están aceptando estas tarjetas, lo que ha causado frustración en algunos sectores. “Lo lamentable ha sido que algunos municipios no aceptaron las tarjetas, pero el pueblo respondió, y seguimos adelante”, añadió Sierra.

Desde la catástrofe, el Banco de Alimentos ha atendido a alrededor de 6,500 personas al mes en la zona afectada. En los meses de noviembre y diciembre del año pasado, se distribuyeron 5 millones de kilos de alimentos a nivel nacional. “Para dar una idea más precisa, señala Jaime Sierra,  hasta el 1 de octubre de este año, el Banco de Alimentos de Valencia ha distribuido un total de 9,300,000 kilos de alimentos, atendiendo a 59,700 personas cada mes”.

En un contexto tan complejo, la necesidad de ayuda sigue creciendo. El presidente del Banco de Alimentos alerta sobre el aumento de familias que solicitan asistencia en cada reparto. «Cada vez que hacemos un reparto, más de 40 personas nuevas se suman a la cola», explicó Sierra. Solo en los municipios más afectados por la DANA, como Picanya, Pobla de Vallbona y Mestalla, el Banco de Alimentos atiende a más de 5,600 personas. En el reparto de Picanya, por ejemplo, se esperan a más de 200 familias, un dato que refleja el creciente número de afectados. «Las cifras son alarmantes, y las solicitudes de ayuda continúan aumentando», señaló Sierra.

Hersill, en particular, contribuyó con una donación económica que resultó clave para asegurar que el Banco de Alimentos pudiera seguir trabajando sin interrupciones. Gracias a esta colaboración, el Banco pudo fortalecer sus esfuerzos y continuar apoyando a las familias de la zona afectada.

Hoy en día, el Banco de Alimentos sigue proporcionando apoyo a las familias afectadas, distribuyendo alimentos y recursos esenciales. La solidaridad de la comunidad sigue siendo un pilar clave en su labor, y la colaboración con empresas como Hersill y el trabajo incansable de los voluntarios continúan marcando la diferencia. Este esfuerzo colectivo demuestra que, incluso en tiempos difíciles, la solidaridad y el trabajo conjunto pueden transformar la adversidad en una oportunidad para reconstruir y fortalecer la región.

 


Hersill forma parte de la campaña #TecnologiasQueHacenPais, que pone en valor a las empresas tecnológicas que desarrollan, fabrican e innovan en España. A través de su trabajo, contribuye activamente al fortalecimiento de la industria tecnológica nacional, impulsando la creación de empleo y el progreso económico, al tiempo que refuerza la autonomía industrial de España para afrontar los retos del futuro

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